jueves, 24 de enero de 2013

Momia Inca del Cerro El Plomo se conserva en el Museo de Historia Natural de Santiago

Nuevos informes sobre el niño ofrecido en sacrificio por la autoridad Inca
Por Anastasia Gubin- La Gran Época
Mie, 23 Ene 2013 10:55 +0000
 
El Museo de Historia Natural de Chile reveló nuevos informes de la momia del niño Inca encontrado en el Cerro El Plomo, en el entorno de Santiago de Chile, un caso único en su género al representar un sacrificio humano impuesto por la autoridad Inca, y que se expone en excelente estado de conservación, mantenido en un cubículo a bajas temperaturas.
El cerro El Plomo, visible desde el centro de Santiago, del Tawantisuyu Sur o Imperio Inca que llegaba hasta la capital chilena, era uno de los lugares considerados sacros para esta población que vivió en las riberas del río Mapocho antes de la llegada de los europeos.
El niño fue encontrado congelado en la cumbre a 5400 metros de altura en 1954 y desde entonces se mantiene en una vitrina; los antropólogos se encargan de su conservación y manutención.
Fue usado en una de las poco frecuentes ceremonias incas, pero sí de gran importancia, donde se daba una ofrenda humana, destaca la curadora del Museo, Nieves Acevedo. Una práctica en la que el pueblo se sometía a las órdenes de la gran autoridad Inca.
“Es difícil conceptualizar el tema de las creencias y el respeto a sus deidades por parte de los Incas, así como el sentido de pertenencia, lealtad e identificación con sus máximas autoridades. Esto es patente en el plano de los sacrificios humanos, llevando a ofrendar niños y jóvenes adolescentes”, destaca Nieves Acevedo.
“Aunque todo parece indicar que para las familias escogidas entregar a un hijo(a) les habría otorgado prestigio, también se vislumbran acciones coercitivas y una subyugación a las decisiones de la máxima autoridad, representada en este caso por el 'Inka', puesto que ante su voluntad, los hacía incapaces de oponer alguna clase de resistencia”, agrega.
La especialista señala que si bien para la sociedad incaica los sacrificios humanos eran normales dentro de sus prácticas religiosas, “no deja de resultar ante nuestros actuales ojos y criterios, sobrecogedor”.
Exámenes médicos practicados anteriormente al Niño de El Plomo sugieren que habría estado en contacto con grupos europeos, lo que situaría esta costumbre encontrada en el El Plomo, en fechas posteriores de la conquista del Cusco, en 1522, según describe el estudio del arqueólogo del Museo, Rubén Stehberg, en su reciente recopilación de datos.
La momia lleva elegantes atuendos textiles de la época. Al costado de la víctima se encontraron una figura de plata con un gran tocado de plumas y una ofrenda femenina.
El manto del niño o Ilijlla se colocó en un soporte de crepelina para fijarlo, y unos llamativos mocasines del tipo hishu se restauraron recientemente.
Según Nieves Acevedo, las altas cumbres andinas, llamadas en ese entonces montañas del Kollosuyu, en la parte sur del Tawantisuyu, eran los sitios de prácticas de culto en honor a sus dioses. Para ello construían estructuras en piedra, correspondiendo en su mayoría a adoratorios.
Se cree que el niño fue sacrificado en una de las ceremonias llamada Qhapaq Qocha (fuente real en quechua), o Capacocha, ya que estaba vestido con sus mejores atuendos. En estas ceremonias incas ellos también realizaban un culto “Inti Rayme”, con ofrendas al Dios del Sol o Inti.
La momia encontrada en el Cerro El Plomo representa el primer ejemplo encontrado de estas prácticas en Chile.
Otros cuerpos humanos que se estima corresponden a los mismos sacrificios se encontraron en el Cerro El Toro a 6300 metros de altura, en el Cerro Aconcagua a 5300 metros, en el volcán Ampato a 6300 metros, en el Arequipa, Perú y en la cumbre del volcán Llullaillaco a 6739 en Salta.
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